Cuenta la leyenda que en los jardines y bosques del Monasterio se oían los aullidos de lobos. Fernando, el capitán de los soldados, iba junto a ellos en busca de animales salvajes. Poco a poco, fueron apagando el murmullo de sus voces, para poder oír mejor e intentar saber hacia qué lado se dirigían.
De repente, al cruzar un puente, veían que, a muy pocos metros, se encontraba una manada de lobos; inmediatamente, se prepararon para enfrentarse con los mismos pero, rápidamente, escucharon que, detrás de ellos, venía corriendo otro animal, un ciervo.
En la desesperación, comenzaron a dispararle. Al matarlo, Fernando se dio cuenta que el ciervo en su boca traía un papel. Rápidamente, fue corriendo en su busca y, al tomarlo, leyó: NO NOS MATEN, SOLO QUEREMOS VIVIR AL IGUAL QUE USTEDES!
Su carácter solitario le permitía pensar en lo ocurrido, miró fijamente a sus soldados y exclamó: NO LO HAGAN, ELLOS TAMBIÉN MERECEN VIVIR!
Los soldados atemorizados, no entendían que era lo que estaba sucediendo. Todos miraron fijamente a Fernando y exclamaron: SINO LO HACEMOS, VAMOS A MORIR!
Ël respondió: "NO TEMAN, solo son animales y lo único que estan haciendo es buscar a su amigo el ciervo. Ya es tarde,debemos regresar".
Desde entonces, nadie supo sobre Fernando y sus soldados.
Florencia Pavón, 5º 2º, 2012.
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