martes, 14 de agosto de 2012

DESENCUENTRO

               Franco  y Ana se habían despedido en aquella playa solitaria que los cobijó en sus primeros encuentros. Cada cual seguiría su camino.

                Ana retomaría su vida como periodista en la gran ciudad, allá tenía su mundo, su familia y un gran futuro.

                Franco, en cambio, se quedaría allá en Mar Tranquilo donde nació. No conocía otro mundo. Su casa frente al mar, una especie de cabaña, una pequeña lancha y su dedicación por la pesca.

                Ambos se conocieron en enero y se enamoraron a primera vista, vivieron el verano más hermoso de sus vidas. Al llegar marzo, se dieron cuenta que se tenían que separar.

Ana no tenía futuro en su profesión si quedaba allí, y Franco no podía soportar vivir en la gran ciudad. Fue así que cada uno retomó con sus vidas.

                Habían pasado dos meses,  cuando por todos los medios se anunciaba la noticia que, en Mar Tranquilo, el agua había arrasado con parte del poblado. Cuando Ana se enteró, no dudó en salir para allá.

                Al llegar a la costa, ya era de noche, apenas unas pocas luces mostraban con su reflejo la desolación de ese lugar. Ana quería ubicarse para llegar a la casa de Franco y comenzó a caminar hacia la costa. Llegó hasta el lugar pero no había nada, solo una fogata en lo alto de un médano y unos hombres tratando de calentarse. Corrió hacia ellos y preguntó si conocían a Franco, los hombres se miraron entre ellos y, con el rostro lleno de dolor, le comunicaron que había desaparecido, el agua había arrasado con todo, incluso con su casa.

                Ana sintió que se le aflojaban las piernas, su corazón comenzó a latir fuertemente, no podía seguir escuchando a esos hombres. Corrió hacia la costa y comenzó a llamar a Franco, sin obtener respuesta.

                Lloró sentada en la arena hasta el cansancio y, cuando se pone de pie para irse, ve en el mar la silueta de su amado pero como un invisible hilo de luz desaparece.

                Franco ya no volvería.

                                                                     Mariano Santos, 2012,  5°3°

No hay comentarios:

Publicar un comentario