Realmente no sé cómo sucedió; tal vez fue producto del demonio que me poseía, estoy muy apenado.
La historia comenzó así: era un día soleado y yo salía como todas las mañanas a caminar por el bosque, cuando de repente me encuentro con la persona más hermosa que haya conocido: morocha de ojos verdes, su nombre era Antonia. De repente, sentí que me empezaba a marear y perdí el conocimiento por unos segundos. Cuando desperté, vi que ella estaba ahí y me ayudó a recuperarme, me acompañó a mi casa y, desde ese entonces, todos los días hablábamos. A medida que pasaba el tiempo, me iba enamorando cada vez más de ella.
Fue un 14 de febrero que me empecé a sentir muy mal, a tal punto que no la quería ver. Esa noche apareció en mi casa, yo no quería abrir pero tampoco la quería ignorar; así que la invité a pasar. Empezamos a discutir porque el día anterior habíamos quedado en que íbamos a ir al lago que estaba cruzando el bosque a la tarde. Ahí fue dónde pasó la tragedia, fui poseído una vez más.
Yo no quise, pero lo hice y la maté. No fui yo, sino el demonio que tenía dentro mío. Con una fuerza que no podía controlar, la tomé del cuello y la ahorqué, cuando volví a mí mismo, me di cuenta que no había marcha atrás: ella ya había muerto.
Ahora, ustedes, se preguntarán: ¿por qué estaba poseído?
Cuando nací mi madre fue hechizada y, en consecuencia, yo también. Casi todas las noches pierdo la razón: no soy yo; por eso, los desmayos y el mal humor.
Yo la amaba y esto no me lo voy a perdonar nunca…
Si están leyendo esta carta es porque encontraron los cuerpos. Sentí que no podía vivir más. Esto ya se estaba yendo de las manos y es, por eso, que decido quitarme la vida.
Arturo Cervantes, 2012, 5º 4º
Si están leyendo esta carta es porque encontraron los cuerpos. Sentí que no podía vivir más. Esto ya se estaba yendo de las manos y es, por eso, que decido quitarme la vida.
Arturo Cervantes, 2012, 5º 4º
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